O la inmensa mayoría de los hermanos
colombianos no tienen sangre en sus venas o definitivamente la ley del terror que les tienen aplicada la narcoguerrilla y las autodefensas les impiden pronunciarse públicamente en torno a los desmanes que comete su presidente
Álvaro Uribe Vélez.
No puede ser que por años los presidentes
colombianos han venido entregando su territorio a los marines y “contratistas” estadounidenses para que entren, cometan tropelías y se vayan de su territorio sin ni siquiera quedar registrados. Es decir, peor que la Cuba de Batista por allá por la década del 50 del siglo pasado.
En esta oportunidad la excusa es controlar la producción de drogas y enfrentar a la guerrilla y el terrorismo. Resulta que esta más que probado que el negocio de la droga lo saben manejar excelentemente bien los gringos y lo han demostrado no solo en la tierra de Santander sino también en Afganistán, en Irak y en otras naciones donde se ha multiplicado la producción gracias a las manos maravillosas de los gringos.
Como han venido apareciendo las informaciones en los últimos días, no serán 3, ni 5 sino 7 o mas las bases militares que estarán a disposición del Imperio para seguir sembrando la división en los pueblos latinoamericanos con la anuencia de la mas rancia aristocracia colombiana.
A la cara de “yo no fui” de Uribe hay que leer los rasgos de “yo si fui” de Juan Manuel Santos, ese senior que esta dispuesto a entregar su nación arrodillada a los pies de Estados Unidos sin un ápice de vergüenza en su cara, y todo por la firma del Tratado de Libre Comercio pendiente desde hace tres años y que solo contribuirá para seguir engordando las alforjas de los capitalistas colombiches y mermando a los pequeños productores del vecino país.
Si bien Hugo Chávez tiene la mayor razón en alertar a los pueblos de America sobre el peligro que significa esta invasión pacifica y sospechosamente programada, no nos extraña el silencio de los “lideres” opositores criollos, quienes por llevarle la contraria a Chávez venden a precio de regalo a su madre en el mercado libre. Lo sospechoso es el silencio de la mayoría de los
colombianos pensantes, intelectuales, políticos de izquierda y buena parte de un pueblo llano que sabe que ha encontrado en Venezuela al mejor aliado, que les ha dado cobijo a muchos de sus connacionales y siempre ha estado presta a apoyarlos desde los días de la independencia hasta ahora.
¡Den señales de vida amigos
colombianos!, que el miedo no los paralice, porque mañana no tendrán palabras para explicarles a sus hijos las razones de su cobardía para darle la espalda a sus hermanos latinoamericanos.
Despierten hermanos
colombianos y demuéstrenle a los Uribe, a los Santos y a los godos que todavía hay quienes respetan la memoria de Simon Bolívar y no están dispuestos a entregar su país a quienes nos han explotado por siglos en nombre de la libertad.
(*) Periodista.
fgraterol@cantv.net