Sin educaciòn constructiva no hay revoluciòn posible

Una de las debilidades del proceso de cambios de la "revolución bonita", es que adolece de una orientación, verdaderamente, dirigir¡da a irnos liberando de la dependencia en que hemos estado -como sociedad y país-, en los últimos años (no sé cuántos), del imperialismo yanqui, como política de dominación o colonialismo. Eso significa que no estamos haciendo las cosas necesarias para orientar nuestros esfuerzos hacia una educación realmente liberadora, que nos permita crear iniciativas e inventivas que nos liberen de la dependencia yanqui.

Es decir, que nuestro sistema educativo todavía sigue orientado a formar bachilleres bajo los mismos esquemas de la IV república. Y no es que no necesitemos bachilleres, pero esa no es nuestra prioridad -en tiempos de revolución-; nuestra necesidad inmediata, para orientar el proceso a verdaderos cambios, es la educación encaminada u orientada hacia la educación técnica, artesanal, de oficio práctica hacia la cotidianidad de nuestras necesidades más inmediata como sociedad. Es una urgencia de la industria. El país no está formando la mano de obra necesaria para cubrir las necesidades del desarrollo industrial que aquí se esta planteando de acuerdo con los planes del gobierno. ¿De dónde van a salir los técnicos e ingenieros para esos complejos industriales de la faja petrólifera del Orinoco con sus refinerías, o de los complejos gasíferos, que por lo visto va ser para toda la vida en virtud de sus volúmenes? ¿Y la mano de obra no especializada pero sí del dominio de un oficio tan útil como el del ingenio del ingeniero?

Es decir: necesitamos carpinteros, cabilleros, pega bloques -albañiles-, encofradores, pela cables, técnicos en comunicaciones, maquinistas de todas las categorías. Es decir: trabajadores que tengan como formación un oficio. Porque qué nos está pasando: estamos formando ÚNICAMENTE profesionales universitarios. ¿Y los demás oficios quién los está haciendo? Esos oficios los están realizando personas formadas empíricamente, sin ninguna orientación técnico-científica que le dé mayor consistencia y profesionalidad a su trabajo, seguridad en el desempeño de su labor y le permita -por si experticia- aspirar a niveles superiores.
Nuestra educación es un embudo que no da oportunidad de lograr metas en forma escalada de acuerdo a las capacidades de cada quien. No todos tenemos las misma habilidades de ser graduados en una universidad, pero sí después de una experiencia de trabajo intentar a un grado de técnico, técnico medio, "tsu" y finalmente un grado superior.

¿Dónde están las escuelas técnicas para formar a ese contingente de mano de obra que se necesita para despegar hacia el desarrollo como nación independiente? ¿Qué formación se les va a dar a los bachilleres para que sean útiles a la sociedad y a ellos mismos? ¿Hasta cuándo vamos a estar formando "maestros" sin vocación? La profesión de docente es una de las más buscadas porque el nivel de exigencia parece ser que no tiene ninguna dificultad profesional y porque la remuneración comparada con la exigencia profesional es muy buena.

Entonces, ¿estamos haciendo lo necesario para educar-formar-orientar a nuestro hijos hacia una educación liberadora? Pero liberadora en términos de independizarnos de la bota yanqui, de los paises desarrollados, para crear nuestras propias tecnologías que sin el desarrollo de experiencias propias no va ser posibles. Las tranferencias tecnológica se perderán porque no tendremos gentes que las pueda asimilar.

¿Qué revolución estamos tratando de hacer cuando no hemos emprendido cambios tan importantes para el proceso como es el de la educación técnica que sí libera y da frutos a cortísimo plazo?

Necesitamos una educación que construya, edifique, cimente los cambios que necesariamente se tiene que hacer y tendremos patria.


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